El nombre de la capital islandesa significa “bahía humeante”, nombre muy apropiado debido a la gran cantidad de géiseres que hay en los alrededores.
Reykjavik es la ciudad más septentrional del mundo, debido a ello, durante el invierno solo recibe cuatro horas de luz solar y durante el verano el día se extiende muchas horas desplazando a la noche casi por completo. Pese a la latitud de Islandia, las temperaturas suelen ser más cálidas de lo que se piensa generalmente, y el paisaje es muy verde.
En el corazón de la ciudad encontramos el lago Tjörnin, cuyas márgenes constituyen el parque más frecuentado por locales y forasteros. El casco antiguo de Reykjavik, es el centro de poder gubernamental, cultural, económico, religioso y educativo del país; así lo confirman las numerosas bibliotecas, museos, teatros, estadios, edificios del poder político y oficinas que allí se agrupan. Entre los edificios más destacables se encuentra el Parlamento, construido en 1881, la Casa de Gobierno que data del siglo XVIII, la Biblioteca Central y el Teatro Nacional.
Además de los museos de la ciudad universitaria, no dejen de visitar Vestmannaeyjar o Mývatn donde se exhiben tomas de las erupciones volcánicas que han sucedido en Islandia.